viernes, 20 de enero de 2012

LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN


Una educación adecuada, según los miembros de la Comisión reunidos en Paris, debe fundamentarse en cuatro aprendizajes: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser, los cuales deben impartirse equitativamente, sin restar importancia a ninguno de ellos; sin embargo somos conscientes de que el aprender a convivir y el aprender a ser han permanecido en un segundo plano durante años en las aulas, a pesar de ser de suma importancia para la formación personal y profesional de todo individuo, y de estar íntimamente relacionados con los otros dos aprendizajes.

La gran cantidad de conocimientos de los que disponemos en la actualidad  dificultan la función de la educación, al tener que transmitir un gran volumen de conocimientos que además se encuentran en continua evolución.

Los avances tecnológicos nos permiten tener a nuestro alcance una gran cantidad de información, facilitando la difícil tarea de la educación.

En consecuencia, de acuerdo con un artículo de Manuel Castells, es imprescindible aprender a aprender, importante aspecto del aprender a conocer, para aprovechar todas las oportunidades de aprender que tengamos en nuestra vida, ya que el aprendizaje es un proceso que sólo finaliza junto a ésta,  y optimizar la obtención de conocimientos desde las diversas fuentes de información de las que disponemos, entre  las que encontramos documentales, programas televisivos, libros, juegos de mesa, periódicos o revistas.


La masiva cantidad de conocimientos existentes, nos exigen poseer un marcado espíritu crítico para determinar la importancia, la utilidad y la veracidad de cada información, ya que resulta una utopía almacenar en nuestra memoria todos los conocimientos existentes en nuestros días; sin embargo no debemos limitarnos a conocer únicamente lo tocante a nuestra materia, porque al especializarnos tendemos a desinteresarnos de lo que hacen los demás, actitud que un educador social no puede desarrollar, al tener que trabajar en numerosas ocasiones en grupo junto a otros profesionales, para lo que resulta muy útil poseer ciertos conocimientos referentes a sus disciplinas, las cuales en ocasiones suelen estar muy relacionadas, como es el caso de la Educación Social y el Trabajo Social, que actualmente constituyen el doble grado que nosotros estamos estudiando.


 El aprender a hacer se puede considerar la continuación del aprender a conocer, por  lo que los conocimientos que adquirimos a lo largo de nuestra educación formal, deben  estar orientados a la praxis, para ello es imprescindible que el mundo universitario se acerque al mundo profesional, llegando los alumnos al mercado laboral más preparados para ejercer.

Todo profesional para ejercer correctamente, debe adquirir durante su formación las competencias requeridas por su disciplina, así nosotros como futuros educadores y trabajadores sociales debemos ser buenos comunicadores, asertivos, empáticos, tolerantes, capaces de trabajar en grupo y de solucionar conflictos, en definitiva y a grandes rasgos, podemos decir que a un educador y trabajador social se le exige saber ser.


El aprender a convivir, es de gran importancia para nosotros como educadores y trabajadores sociales, ya que además de trabajar en grupo con otros profesionales, vamos a tratar a personas con diversa problemáticas y diferentes culturas, al vivir en una sociedad multicultural, y vamos a intentar integrar a dichas personas en su entorno más cercano, enseñándoles a convivir con los individuos de dicho entorno y haciéndoles ver que son más las similitudes que los unen que las diferencias que los separan.

Para esta tarea es imprescindible desarrollar la tolerancia, el respeto y la empatía que desde niños se nos debe inculcar, la cual se resume en la conocida regla de oro “no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.

Dichas cualidades forman parte del aprender a ser, aprendizaje que resulta cada vez más necesario ante el avance de la sociedad hacia una aparente deshumanización.
Las nuevas tecnologías nos alejan unos de otros, y el ritmo de vida cada vez más acelerado, nos hace centrarnos en nosotros mismos y no prestar atención a los que nos rodean.

Nos encontramos ante una importante pérdida de principios y de valores, la cual se intentó, en cierta medida, paliar en al año 2008, introduciendo en la enseñanza secundaria la asignatura de Ética y Ciudadanía, pero una asignatura que se imparte dos horas por semana no puede aportar los valores y principios que forman a personas capaces de convivir pacíficamente y mejorar la sociedad en la que viven, convirtiéndose así en individuos de gran valor para ella.

En definitiva, no debemos olvidar que la formación profesional debe ir siempre acompañada de una excepcional formación personal, que debe transmitirse en el hogar y en los centros de enseñanza así como en los medios de comunicación, los cuales son actualmente, unos de los principales causantes de la falta de moralidad.     


  












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