jueves, 2 de febrero de 2012

¡HASTA PRONTO!


Como se suele decir, llegó el momento de la despedida, de decir hasta pronto a esas clases de didáctica, ya que espero volver a encontrármelas en el currículum de mi titulación, en las que he podido profundizar en la teoría de la enseñanza, la cual como educadora social, conforma el núcleo de mi especialidad y la herramienta de mi futuro trabajo.
En un futuro, que espero que sea muy próximo, me dedicaré a mejorar vidas, incluso a salvarlas y lo haré con el poder de la educación, ¡madre mía, qué gran responsabilidad! 
Sin embargo, ahora mi labor es adquirir los conocimientos teóricos para poder aplicarlos a la praxis de la compleja realidad social, para, como bien he aprendido, poder transferirlos.
Al ser ésta la última entrada que publico, me gustaría hacer un balance de la asignatura y de mi progreso en estos cuatro meses, que han pasado sumamente rápidos.
El primer día de clase, siempre se recuerda y más, cuando es la primera clase que   recibes en la universidad; recuerdo las típicas inquietudes de cómo será el profesor o la profesora, qué metodología seguirá, qué le parecerá la clase… de repente entra la profesora y llega el momento de dar respuestas a todas ellas.
Todos la observamos en silencio, creo que ha sido el único día que hemos guardado silencio nada más entrar, y comienza a hablar, recuerdo incluso algunas de sus palabras, las cuales, sinceramente, me impactaron “quizás a algunos no le guste mi forma de dar clase y me digan que no se enteran de nada, hay alumnos que me han llegado a decir que soy caótica… “y uno de los compañeros lanza la sonadísima pregunta ¿y el examen?, a lo que Almudena contestó “no hay examen, yo evalúo a través de un portafolios”.
Desde ese momento comenzó, como yo le digo, mi quebradero de cabeza, ya que era algo totalmente nuevo y diferente para mí;  lo primero fue aprender a hacer un blog y lo segundo pensar cada día qué poner en el blog, día tras día pasaban y yo continuaba sin estar inspirada, hasta que en la cuarta semana de clase comencé a escribir en un documento Word, lo que percibía acerca de la didáctica en ese momento y por qué había decidido estudiar Educación Social y Trabajo Social, la verdad es que cada vez me gustaba más escribir y exprimirme la cabeza relacionando la teoría con la praxis de la realidad de un educador social, se puede decir que comencé a motivarme.
Pero llegaron numerosos trabajos en grupo de otras asignaturas, documentos y más documentos que leer, apoderándose de mí el agotamiento y el agobio, los cuales transformaron  mi motivación inicial en desesperación y tristeza, al no poder dedicarle todo el tiempo que me hubiera gustado a este blog, como bien nos dijo Almudena “no dejéis que lo urgente, reste tiempo a lo importante”,  sabia frase que  debo poner en práctica en el ámbito académico y personal.
Sin embargo, viendo el vaso medio lleno, he podido apreciar mi progreso, al escribir con cada vez más fluidez,  al detectar los procesos de enseñanza-aprendizaje y sus características, no sólo en las películas y documentales visualizadas en las EPD, sino en otros contextos, mirando la educación como un poderoso instrumento para cambiar vidas y capaz de mejorar la complicada realidad, a través de proyectos educativos, los cuales he podido aprender a  planificar, y lo que considero más importante, al aumentar mi deseo de ser una buena educadora social.
Deseo continuar mi formación como educadora y trabajadora social y volver a encontrarme con asignaturas como ésta, en la que he desarrollado una actitud más crítica y reflexiva y de la que puedo decir, que me ha ayudado a crecer como futura profesional de la educación y como persona, de lo que estoy muy  agradecida, ya que como comenté en la entrada “los pilares de la educación”, todo profesional debe poseer una excepcional formación personal, pero a un educador social se le exige saber ser, a lo que añado una competencia más: apreciar su trabajo; lo que considero muy importante a la hora de enseñar, ya que desde mi  experiencia de alumna, el educando puede percibir perfectamente el suplicio que le resulta al profesor venir a clase o en cambio, percibir el entusiasmos que transmite el profesor y contagiarse de él, como es el aso de Almudena que, como transmite en sus clases y escribe en su blog, aprecia enseñar.   
Almudena ¡Gracias por tu entusiasmo y dedicación!


MI MODELO DE ENSEÑANZA COMO EDUCADORA SOCIAL

Después de pensar una y  otra vez  cómo demostrar los conocimientos que he podido adquirir acerca de los famosos modelos de enseñanza-aprendizaje, sin que parezca una mera repetición de los apuntes tomados en clase y un resumen de la “terrorífica lectura” que conformaba el bloque 1 de  la asignatura, ya que estoy segura de que todos nos sabemos de memoria los citados modelos, gracias a las numerosas clases  que Almudena ha dedicado a ellos y a la selección de películas que nos ha facilitado, mediante las cuales hemos podido detectar las características de los diferentes modelos empleados en los procesos de enseñanza-aprendizaje desarrollados en dichas películas, actividad, que por cierto, considero muy creativa y la mejor forma de aprender las características de cada uno de ellos; he decidido transferir los conocimientos adquiridos acerca de cada uno de los modelos de enseñanza-aprendizaje a la acción  socioeducativa, que espero desempeñar en un futuro muy próximo, de esta forma voy a diseñar mi modelo de enseñanza-aprendizaje como  educadora social.
En primer lugar debo tener en cuenta que no soy una profesora, sino una educadora social, por lo tanto no voy a enseñar a mis educandos a hacer operaciones matemáticas o hacer un comentario literario, sino voy a ayudarles a solucionar sus problemas, por lo que  los procesos de enseñanza-aprendizaje que realizaré serán, más que meramente conceptuales, de valores, de actitudes y de habilidades, siendo pues, una tarea más compleja.
Como educadora social, haciendo uso de la poderosa herramienta de trabajo que conforma la educación, trabajaré con individuos problemáticos, con marginados e inadaptados, con menores y mujeres maltratadas, tendré que mediar entre individuos de diferentes culturas, entre miembros de una familia o entre iguales en la escuela, así como prevenir situaciones de maltrato, alcoholismo o enfermedades de transmisión sexual mediante la concienciación.
Por lo tanto, a la hora de diseñar mi modelo de enseñanza-aprendizaje debo tener en cuenta al grupo de destinatarios, constituido por la diversidad de educandos citados anteriormente, así como los objetivos que deseo lograr, siendo estos dos, los elementos claves en la determinación de  las características del modelo.
De este modo, no puedo utilizar un único modelo para tratar a todo educando, sino que emplearé uno u otro o bien combinaré los modelos existentes para diseñar un modelo que se adapte a las características y capacidades de mis educandos, con el fin de que puedan conseguir de la mejor forma posible los objetivos establecidos.
Así, si mis educandos padecen autismo, el modelo que me permite transmitirles el contenido fijado en base a sus necesidades, al poseer dificultades para comunicarse, es el modelo academicista, aquel en el que el formador es un profesional en la materia y transmite mediante una comunicación unidireccional los contenidos a los educandos, siendo éste el modelo predominante durante muchos años en los centros educativos y escogido todavía por muchos profesores para impartir su materia, siendo  precisamente, el modelo por excelencia,  del colegio y del instituto en  los que  me  he formado académicamnete hasta ahora.
Sin embargo, a pesar de que mi modelo como educadora social, posea características de los diferentes modelos en función de mis educandos, está claro que estará dotado de una gran carga del modelo humanista, caracterizado por una metodología basada en  la comunicación entre el educador y el educando, así como por el uso de recursos de carácter afectivo.
El modelo humanista es el idóneo para tratar por ejemplo a educandos hiperactivos, los cuales debido a la dificultad que les supone mantener la atención durante un determinado espacio de tiempo, precisan del acercamiento del educador, como podemos ver en el documental Ser y Tener en el que el profesor y a la vez educador, enseña a contar al pequeño Yoyo que sufre hiperactividad, sentado junto a él  y modulando su tono de voz, para atraer su atención.
Si nos referimos a la homogeneidad de los grupos de destinatarios, podemos decir, que al centrarse, el educador en un grupo de incidencia, los integrantes de éste comparten ciertas  expectativas, por ejemplo, el grupo de incidencia que he seleccionado para la planificación de mi proyecto, compuesto por mujeres maltratadas física y psicológicamente, comparten las expectativas de mejorar su autoestima y reducir la dependencia que tienen del hombre, pero en cambio, características como su edad, alteran la homogeneidad del grupo, ya que al estar la edad de éstas comprendida entre los 45 y los 70 años, no todas podrán realizar las actividades con la misma agilidad física, debiendo adaptar dichas actividades, en las que se materializan las competencias que deben ser adquiridas, a la capacidad física de todas.
Podemos deducir entonces, otra de las competencias profesionales que debe adquirir el educador social, el ser capaz de ser flexible y abierto para adaptar su currículum a las características de sus educandos, relaborando lo ya planificado en el caso de que sea necesario para que los educandos puedan alcanzar los objetivos prefijados con mayor facilidad.
En una acción socioeducativa orientada a la prevención del alcoholismo, desarrollada en un centro de educación secundaria,  podemos hacer uso de los recursos del método cognitivistas, que se centran en el desarrollo de procesos mentales con el fin de aportar soluciones a problemas con estrategias para situaciones concretas. Así, el educador podrá construir el contenido en base a lo que los educandos aporten a través de las preguntas que él lance en el aula, de esta forma serán los propios educandos los que se conciencien unos a otros, al invitarlos el educador, a contar experiencias propias o de conocidos sobre lo efectos negativos del alcohol, convirtiéndose los educandos en los propios formadores del proceso de enseñanza-aprendizaje, actuando el educador como un guía en el desarrollo de los procesos mentales de los educandos, transformados en esta acción educativa, en respuestas relacionadas con las consecuencias negativas del alcohol.    
Tras citar los modelos que yo emplearía en la acción socioeducativo y tras aplicarlos a una tarea concreta dentro de nuestro campo de acción (prevención del alcoholismo en menores, individuos autistas o hiperactivos), debo citar la importancia del modelo socio-crítico en la formación del educador social, al deber éste, ser capaz de ofrecer una opinión fundamentada y poseer una actitud crítica a la hora de detectar las necesidades que deben ser tratadas con prioridad en la realidad social; siendo éste, por tanto uno de los modelos, que junto al humanista, caracteriza la enseñanza de Almudena, la cual resalta constantemente la importancia de ser críticos y nos recuerda que no hay verdades absolutas, sino opiniones bien o mal fundamentadas.
Además, para profundizar en este modelo, tuvimos la oportunidad de  asistir a la conferencia que Jimeno sacristán, uno de los precursores españoles del modelo socio-crítico, ofreció en nuestra universidad.
En ella, siguiendo la actitud crítica que le caracteriza, mostró su desilusión por la realidad socioeducativa existente y afirmó que nos encontramos en un momento político y educativo trascendental, en el que peligra la educación pública, la cual permite a todos recibir una sólida formación académica.
En definitiva, la reflexión que he extraido de su mensaje, se sintetiza en una sola frase: es necesario sacrificar el bien propio por el bienestar colectivo, para que todos sin ninguna acepción de clase, de raza o de sexo podamos disfrutar del derecho a la educación,  pero la cuestión es si todos estamos dispuestos a hacerlo y a luchar por ello.

MI HERRAMIENTA DE TRABAJO

La finalidad del educador social es mejorar la realidad social mediante la educación, para lo que planifica proyectos educativos, por lo que como futura educadora  social me es de gran utilidad saber qué es un proyecto educativo y cómo se hace.
Un proyecto se puede definir como un plan de trabajo con carácter de propuesta que concreta los elementos necesarios para conseguir los objetivos deseados y consta de una fase previa o de diagnóstico, una fase de planificación o elaboración del diseño curricular, una fase de aplicación o gestión del diseño y una fase de evaluación del currículum.
En primer lugar, el educador social selecciona un colectivo con el que trabajar, aunque normalmente, es la institución para la que trabaja la que lo selecciona o cualquier otro organismo de carácter público mediante el ofrecimiento de una subvención destinada a una acción educativa en concreto, por lo que el educador social deber ser muy hábil para planificar un proyecto educativo que corresponda a sus propias intenciones educativas, al mismo tiempo que se oriente hacia la acción educativa establecida por el organismo que lo subvenciona. De este modo, si el educador desea trabajar con el colectivo mujeres maltratadas y la subvención que recibe debe ir destinada a la promoción de las nuevas tecnologías, el educador elaborará un proyecto para el uso de las nuevas tecnologías en el ámbito doméstico.

Una vez seleccionado el colectivo, el educador acota la tarea educativa, seleccionando dentro del colectivo, un grupo de incidencia, en el caso del colectivo mujeres maltratadas, un grupo de incidencia sería mujeres maltratadas de 45 a 70 años residentes en el Polígono Norte de Sevilla.

Tras la elección del grupo de incidencia con el que trabajar, el educador debe entrar en contacto con éste para detectar sus necesidades, diferenciando entre nuestras necesidades sentidas y nuestras necesidades reales,   y en base a éstas establecer los objetivos del proyecto educativo.

En este cuatrimestre he tenido la oportunidad de planificar un proyecto terapéutico destinado al colectivo mujeres  maltratadas y tras entrar en contacto con mi grupo de incidencia, gracias a la asociación Mujeres con Norte, y detectar las necesidades de éste, pude establecer 2 objetivos generales: mejorar la autoestima de dichas mujeres y reducir la dependencia del hombre que poseen las integrantes del grupo de incidencia, conformado por 15 mujeres maltratadas física y psicológicamente con edades comprendidas entre los 45  y  los 70 años.
Una vez fijados los objetivos generales debo fijar las competencias que deben desarrollar dichas mujer para lograr los objetivos establecidos, de este modo, los objetivos se organizan de esta forma:

1.     Objetivo general: mejorar la  autoestima de cada una de las mujeres que  conforman el grupo de incidencia.
                                 
    -  Ser capaz de valorarse a sí mismas.
     - Ser capaz de expresarse seguras y sin timidez.  
     - Ser capaz de relacionarse con el resto de los individuos.

2.     Objetivo general: reducir la dependencia del hombre, que poseen las mujeres  integrantes del grupo de incidencia.

      - Ser capaz de actuar por ellas mismas.
      - Ser capaz de transmitir sus sentimientos propios
      - Ser capaz de sentirse seguras sin la figura de un hombre a su lado.

Para que las educando, en este caso las mujeres maltratadas descritas anteriormente, desarrollen las competencias que les permitan conseguir los objetivos fijados, el educador/a, en este caso yo, tendrá que materializar dichas competencias en contenidos mediante una serie de actividades que deben ser seleccionadas en base a dichas competencias y teniendo en cuenta los recursos materiales, humanos y económicos de los que disponemos. Así, algunas  de las actividades que conforman el contenido de mi proyecto son: “el círculo de la autoestima”, “baile grupal”, “chapuzas”, para reducir la dependencia del hombre en aquellas tareas del ámbito doméstico reservadas a éste, como es por ejemplo colocar una bombilla.

Las actividades seleccionadas deben estar organizadas temporalmente, para lo que puede ser útil elaborar un cronograma con las actividades, el lugar que  ocupan en el espacio temporal y el tiempo necesario para el desarrollo de cada una de ellas.

Una vez desarrolladas las fases de diagnóstico y la de planificación del currículum, debemos aplicar el currículum y por último evaluarlo, es decir  estimar si se ha producido el cambio deseado en las mujeres, si  hemos logrado los objetivos establecidos.
En la fase de aplicación, también podemos realizar una actividad de evaluación para comprobar si la metodología seleccionada se adapta a las necesidades y características de nuestro grupo de incidencia o si debemos relaborar el currículum para lograr con éxito los objetivos fijados, al igual que podemos realizar una evaluación inicial que nos permita conocer el punto de partida  de los educandos  y en base a éste apreciar el progreso de cada uno de ellos.
En mi proyecto, he realizado un test inicial con cuestiones relacionadas con la autoestima  y la dependencia  que  me permita apreciar el estado inicial de mis educandos,  por último para estimar si se han conseguido los objetivos establecidos y apreciar el progreso de las mujeres de mi grupo de incidencia, he llevado a cabo dos actividades de evaluación final; una de ellas consiste en el desarrollo del test inicial, para apreciar la evolución experimentada tras la aplicación del currículum, y la otra en presentar una coreografía grupal ante un público, con la  que puedo comprobar la mejora de su seguridad, de su autoestima y de su timidez, al ser capaz de  enfrentarse ante  el público, pudiendo ellas mismas, apreciar su progreso.

He disfrutado y aprendido mucho al elaborar mi primer proyecto educativo, ya que como futura educadora social, son los proyectos educativos, los instrumentos de los que dispongo para cambiar vidas y mejorar la realidad social en la que vivimos, realidad que, tal y como mencioné en la bienvenida de mi blog, deseo mejorar, siendo este deseo el que me ha  impulsado a estudiar Educación Social y Trabajo Social y el que me motiva  a esforzarme cada día, a pesar de estar en ocasiones agotada de estudiar y de hacer  trabajos y más trabajos, sin participar directamente en la realidad social.
Por ello, buscando en internet información sobre la actuación del educador social he encontrado un video que refleja la relevante, aunque no reconocida por todos,  labor del educador social,  el cual me ha animado a seguir formándome como educadora social y a profundizar en la teoría de la materia, tarea, en ocasiones tediosa, que tendré que desarrollar hasta tercero, pero que me aportará los  conocimientos necesarios para llevar a cabo la praxis en la realidad social, para lo que debo saber transferir, competencia imprescindible, que me permitirá aplicar los conocimientos adquiridos a la realidad social, ya que  como decía Aristóteles “la inteligencia no consiste sólo en el conocimiento, sino en la destreza de aplicar los conocimientos a la práctica”.

Tras está reflexión, comparto el video que me ha conducido a ella.

¡Espero que os guste!






 
  


  





  




miércoles, 1 de febrero de 2012

DIDÁCTICA Y EDUCACIÓN SOCIAL

La didáctica se puede definir como la disciplina que analiza y orienta los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero históricamente se ha  entendido que la didáctica orienta únicamente los procesos de enseñanza-aprendizaje desarrollados en el contexto escolar, por lo que esta disciplina se reservaba al ámbito educativo formal, sin orientar los procesos de enseñanza-aprendizaje en el ámbito no formal, los cuales son desarrollados por educadores sociales con el fin de tratar problemas sociales desde la educación.
Actualmente numerosos especialistas educativos hacen extensible la didáctica a todos los ámbitos educativos, rompiendo con la tradición de la didáctica como una disciplina escolar, pero ¿cómo puede la didáctica ayudar a mejorar la acción socioeducativa?
Para responder a esta pregunta es necesario reconceptualizar el concepto didáctica, incluyendo en su definición, además de los procesos educativos conceptuales, aquellos que son  axiológicos, actitudinales y de habilidades, los cuales tienen lugar en el ámbito educativo no formal.
Si entendemos procesos educativos y socioeducativos como, aquellos compuestos por dos elementos interrelacionados, la enseñanza y el aprendizaje, los cuales puedes ser de tipologías muy diversas (conceptuales, de valores, actitudes, habilidades) y deben conllevar un transformación o cambio en el educando,  ya que si no se produce un cambio no se ha producido un aprendizaje; los procesos que  desarrolla el educador  social, es decir los procesos socioeducativos, se pueden considerar procesos de enseñanza-aprendizaje en los que se lleva a cabo la construcción personal del individuo. Por lo que la educación social necesita una disciplina que oriente y mejore sus procesos de enseñanza-aprendizaje, siendo ésta la didáctica.
Sin embargo la didáctica que le sea útil al educador social en su tarea socioeducativa, debe construirse en un  contexto:
-       En el que exista una gran diversidad de campos de acción.
-       En el que tomen  relevancia los procesos de educación con un grado de formalidad más bajo, es decir no formal o informal.
-      Con una gran variedad de necesidades y la mayoría de ellas relacionadas con situaciones problemáticas o potencialmente problemáticas (elevar el autoestima de mujeres maltratas, mejorar la convivencia de individuos diferentes culturas, prevenir enfermedades de transmisión sexual haciendo uso de proyectos educativos de concienciación del uso de preservativos…)
-       En el que es necesario preocuparse más de los procesos de enseñanza-aprendizaje actitudinales y de habilidades que de los puramente conceptuales.
-      En el que tiene  que existir fuertes interrelaciones entre los profesionales de la educación con  profesionales de otros ámbitos,  como pueden ser sanitarios, policías, jueces…
Una vez definidas las características de la didáctica socioeducativa,  citaremos para qué necesita esta disciplina  el educador social:
-     Para tomar decisiones educativa, por ejemplo, qué modelo de enseñanza-aprendizaje escoger en  su proceso educativo.
-     Para poder guiar la acción educativa.
-     Para planificar la tarea educativa.
-     Para poder tener criterios de reflexión y de mejor continua, así como de diagnóstico, de planificación y de evaluación de programas educativos.
Vemos que la didáctica es de gran ayuda en la difícil tarea del educador social, pero ¿cómo ayuda al educador social?
-      Analizando de forma holística la tarea educativa, es decir teniendo en cuenta todos lo elementos que la conforman: los recursos materiales y humanos, los agentes educativos, los contextos, los contenidos…
-      Reflexionando sobre nuestras acciones directas o indirectas y  haciendo un balance de los resultados obtenidos tras finalizar el programa educativo.
-      Interpretando y reorientando los procesos de enseñanza-aprendizaje, de tal forma que podamos adaptar el proceso educativo a las características de nuestro grupo de destinatarios relaborando el programa diseñado, si no se adecúa a las características de éstos.
Desde esta perspectiva, la didáctica ayuda al educador a analizar su propia praxis a planificarla y a revisarla, para que pueda lograr con éxito los objetivos establecidos en su programa. 

El proceso de reconstrucción de la didáctica como una disciplina abierta a todo ámbito educativo, es relativamente reciente y para que avance, es necesario iniciar más  investigaciones en el campo socioeducativo, fomentar los intercambios con educadores y con pedagogos sociales y asumir desde el profesorado de las titulaciones de educación social tareas con  relación a la praxis.

Para ilustrar la participación de la didáctica en la mejora de los procesos socioeducativos, expondré tres aportaciones concretas de esta disciplina a la educación social: la secuencia educativa, el trabajo en medio abierto y los contextos capacitadores.

La secuencia educativa nos permite observar y analizar la acción socioeducativa, ya que ésta se planifica, se desarrolla y se evalúa.
La citada secuencia se divide en tres fases: una inicial, donde el educador detecta las necesidades del individuo o grupo y donde se crea el vínculo entre el educador y los educandos; una de desarrollo en la que el educador, mediante el uso de determinados recursos y siguiendo la metodología que considera oportuna, transmite los contenidos establecidos en base a las necesidades detectadas, pudiendo también realizar una actividad de evaluación con el fin de comprobar si los recursos y la metodología seleccionados están siendo efectivos en el progreso de los educandos o debe relaborar el programa educativo,  y una  fase de cierre del proceso, en la que el educador realiza una actividad de evaluación o tantas como considere conveniente para conocer el progreso de cada uno de los sujetos, así como para que cada uno de ellos sea consciente de su propia evolución.

Durante las fases de la secuencia educativa el educador toma numerosas decisiones referentes a los recursos que emplea, a la metodología que debe seguir para conseguir los objetivos fijados, a cómo debe agrupar a los sujetos educativos o a las evaluaciones que debe realizar para apreciar la transformación y el progreso de los educandos.
En la toma de todas estas decisiones, la didáctica, como disciplina orientadora, se encuentra presente y proporciona al educador una perspectiva holística de todos los elementos del currículum, de forma que éste, planifique un programa educativo coherente en el que todos sus elementos se encuentren en concordancia.

El educador social, en muchas  ocasiones, desarrolla su trabajo en el medio abierto, siendo esta característica una de las que le hacen diferir del profesor del ámbito educativo formal.

La didáctica con relación a la acción socioeducativa en el medio abierto, ayuda al educador a  seleccionar el espacio abierto más adecuado tanto para las características de los educandos como para desarrollar las actividades establecidas con el fin de lograr los objetivos fijados  en base a las necesidades del individuo o grupo de incidencia.
Por ejemplo, si el educador desea que un educando menor de edad con problemas de sociabilidad consiga relacionarse con sus iguales,  puede establecer una actividad consistente en un partido de futbol, ya que el juego es la forma más sencilla de crear lazos de amistad; siendo en este caso, un campo, el espacio que le proporciona la posibilidad de desarrollar dicha actividad.

La didáctica nos permite también, descubrir las potencialidades educativas en los distintos entornos y en los diferentes contextos, además podemos decir que nos ayuda a extraer de nuestra imaginación y creatividad lo que sea necesario para llevar a cabo la acción educativa, siendo, en mi opinión la creatividad, un de las competencias que debe desarrollar el educador, al ser es imprescindible para innovar y a partir de lo cotidiano elaborar procesos de enseñanza-aprendizaje que atraigan la atención de los educandos y en los que éstos, puedan lograr un alto grado de progreso.

De este modo, teniendo siempre en cuenta las necesidades, así como las  características, capacidades y limitaciones de  los educandos escogeremos el espacio más idóneo para su progreso.
Así, en el caso de tratar a personas con discapacidad física podemos realizar actividades en una piscina, donde se reducen las limitaciones de éstos, o si nuestro grupo de incidencia lo conforman individuos autistas podríamos desarrollar actividades  con caballos para establecer nuevos vínculos educativos  con ellos, o bien llevar a cabo trabajos de reminiscencia con enfermos de alzheimer a partir de las emociones que les provoque el teatro o la música.

En definitiva, ante la pregunta de si la didáctica aporta algo a la educación social, respondo rotundamente que sí, ya que  la didáctica es la  disciplina esencia de los procesos de enseñanza-aprendizaje y la educación socioeducativa se conforma de éstos.

Además, todo lo que aporta la didáctica a nuestra ciencia socioeducativa, no se puede englobar en el término “algo”, ya que no sólo orienta los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino nos ayuda a construirlos, al ayudarnos a descubrir las potencialidades educativas en los distintos entornos, optimizando al máximo las capacidades de nuestros educandos, así como nos ayuda a dotar de imaginación y creatividad a la acción educativa, dando lugar a una gran diversidad de programas educativos  que, al planificarse en base a las características y necesidades de los educandos, logran exitosamente los objetivos establecidos.
Por todo esto, sin ninguna duda, la didáctica y la educación social deben ir de la mano en la  acción socioeducativa.



Mediante la exposición en clase,  de los contenidos plasmados en esta entrada, he podido desarrollar una de las competencias esenciales del educador social, el ser una buena comunicadora, capaz de mantener la atención de lo oyentes y capaz de transmitir los contenidos de tal forma que sean entendibles y los educandos los puedan retener con facilidad en sus memorias.

Para conseguirlo puedo utilizar recursos de carácter material  como la pizarra o un power point con pictogramas, ya que como solemos decir, una imagen vale más que mil palabras, así como recursos humanistas que me permitan acercarme al educando o grupo de destinatarios, como puede ser la modulación de la voz, bajar de la tarima  y desplazarme por el aula para acortar la distancia existente entre el educador y el educando, introducir experiencias personales entre los contenidos a transmitir o relacionar dichos contenidos con asuntos de interés para los educandos.

Además de conocer  todos los recursos de los que dispongo a la hora de exponer unos determinados contenidos ante un grupo de destinatarios, pude experimentar los nervios que se sienten al hablar ante un grupo de individuos y la dificultad de hacerlo  mientras los educandos están distraídos, jugando con sus móviles, hablando entre ellos o repentinamente suena un móvil, que te desconcentra por completo, al grado de desaparecer todas las ideas que tienes en la cabeza y siendo incapaz de recordar lo que estabas diciendo y lo que debes decir a continuación. Es horrible y lo digo por propia experiencia, ya que mientras exponía, Almudena hizo sonar su móvil, y de inmediato me quedé en blanco sin poder continuar, ¡madre mía, el poder que tiene el politono del móvil para desconcentrar!

Desde ese momento recuerdo siempre poner en silencio mi móvil al entrar en clase, para evitar desconcentrar al profesor, así como hablar o reírme con el compañero, ya que mediante esta experiencia, no sólo he podido desarrollar la competencia de ser una buena comunicadora, sino la de ser capaz de ponerme en el lugar de otro, es decir la de ser empática, competencia que tendré que emplear en numerosas ocasiones en mi labor profesional, para comprender  las actitudes de mis educandos y poderlos ayudar de la mejor forma posible.          
Puedo decir, que a pesar de que estaba un poco nerviosa, me gustó mucho la experiencia y sé que ha sido muy positiva al igual que útil para mi formación como educadora social.
   
  


 

 
 







   
  


 

FUNCIONES Y COMPETENCIAS DEL EDUCADOR SOCIAL

Pienso que es necesario conocer las funciones que desempeñaré en un  futuro próximo cuando finalice mi formación académica como educadora y trabajadora social, al igual que las competencias necesarias  para desempeñar con efectividad dichas funciones, aunque soy consciente de que los contenidos adquiridos en los 5 años de mi titulación, no me capacitan completamente para ejercer como educadora social, ya que la experiencia, como se suele decir no tiene sustituto, y únicamente se puede adquirir mediante la praxis; de ahí la importancia de que el mundo universitario se acerque al mundo profesional, para que de este modo, los universitarios lleguemos  al mercado laboral más preparados para ejercer.

Asimismo, en nuestra modalidad profesional, la formación no finaliza al salir de la universidad, sino se extiende durante toda la vida, al deber estar continuamente informados de la actualidad social y educativa, contextos cambiantes en los que actuamos, evidenciándose el dinamismo del ámbito educativo en las numerosas reformas educativas que se han producido en nuestro sistema educativo en un reducido espacio de tiempo.

Al ser éste mi primer año en la doble titulación de Educación y Trabajo Social, me centraré en los contenidos teóricos de la materia, los cuales como bien nos dice Almudena, son necesarios para ofrecer una opinión correctamente fundamentada, que nos permita ser escuchados por las instituciones, las cuales son en la mayor parte de la ocasiones, las que subvencionan parte de los proyectos educativos con los que los educadores sociales intentan solucionar o prevenir situaciones conflictivas.

Concretamente, en esta ocasión, describiré las funciones y las competencias del educador  social, para lo que es necesario en primer lugar,  definir ambos conceptos.
Entendemos por funciones profesionales el campo de trabajo y de tareas que señalan un ámbito de responsabilidad profesional, y con el concepto competencias nos referimos a los trabajos y tareas concretas que el profesional es capaz de realizar con cierto nivel de garantía, por lo que  este último concepto se puede sintetizar en saber, saber hacer y saber transferir, es decir, ser capaz de aplicar los contenidos adquiridos a la praxis en cualquier contexto.
En consecuencia, ser competente se entiende como ser capaz de realizar de manera efectiva y ética tareas que derivan de las funciones asumidas por el educador social. 

La práctica educativa diaria del educador social se organiza en tres categorías, en las que el profesional analiza situaciones para detectar las necesidades del individuo o grupo de incidencia, diseña, planifica, desarrolla y evalúa proyectos socioeducativos para cubrir las necesidades detectadas en el análisis:
·        Actuaciones de contexto definidas como acciones y tareas que tiene como objeto crear espacios educativos, mejorarlos y dotarlos de recursos, las cuales se concretan en:
-      Participar en el análisis, diseño, planificación y evaluación de programas socioeducativos.
-       Colaborar en la orientación de políticas sociales y culturales de participación ciudadana.
-      Desarrollar acciones con las instituciones, asociaciones y toda entidad de   carácter público y privado, que permitan la creación de redes entre  servicios que atienden a personas, para poder llevar a cabo la acción socioeducativa.
Dentro de esta categoría funcional podemos situar las acciones educativas llevadas a cabo en las aulas donde se tipifican casos de bullying, en los que el educador debe obtener información a partir del conocido como grupo clase que en muchas ocasiones, por temor, oculta lo que conoce acerca del acoso, y una vez detectadas las necesidades, mediante un proyecto educativo puede mejorar la convivencia en el aula.



·        Actuaciones de mediación, entendidas como el trabajo que el educador social realiza  para producir un encuentro constructivo entre personas o grupos con diferentes contenidos culturales.
Esta función del educador social está adquiriendo gran importancia en nuestro contexto social actual, al convivir en un mismo espacio diferentes culturas, debido al ingente movimiento migratorio existente; pero en esta multicultural convivencia pueden originarse conflictos, en los que el educador actúa como mediador intercultural.



·        Actuaciones de formación y transmisión que incluyen los actos de enseñanza basados en la transmisión de conceptos habilidades técnicas o formas de interacción social.
Estas acciones educativas incluyen los procesos de enseñanza-aprendizaje orientados a la prevención, por ejemplo la prevención del consumo de alcohol, que se lleva a cabo en los centros educativos de secundaria. Mediante estos procesos de enseñanza-aprendizaje el educador conciencia a los menores sobre el consumo irresponsable de bebidas alcohólicas, informándoles de las consecuencias negativas que dicho consumo produce en sus organismos, empleando como recursos actividades de carácter lúdico con las que intenta reforzar los conocimientos transmitidos y atraer la atención de los educandos.


Para que el educador desempeñe sus funciones de forma efectiva debe adquirir unas determinadas competencias las cuales se pueden concretar en ser capaz de transmitir (ser un buen comunicador), ser capaz de situarse en el  lugar del educando (ser empático) ser capaz de corregir la conducta de un individuo sin dañar sus sentimientos (ser asertivo), ser capaz de trabajar en grupo, ya que el educador social debe actuar de forma coordinada con los otros profesionales que conforman el grupo interdisciplinario para que las diferentes acciones socioeducativas efectuadas sean coherentes,  constructivas y efectivas, es decir, que se consigan los objetivos establecidos, asimismo un educador social debe también ser capaz de asumir las responsabilidades que se deriven de sus actos profesionales.

El código deontológico del educador recoge los principios orientadores de la acción  socioeducativa con el fin de mejorar cualitativamente el ejercicio profesional de éste. A continuación citaremos dichos principios orientadores:

·        Principio de respeto a los Derechos Humanos, por el que el educador siempre actuará en el marco de los derechos fundamentales y en virtud de los derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

·        Principio de respeto a los sujetos de la acción socioeducativa; de acuerdo con este principio, el educador actuará en interés de las personas con las que trabaja y respetará su autonomía y libertad.

·        Principio de profesionalidad, fundamentándose la profesionalidad del educador social en  su capacidad de autocontrol y su capacidad de reflexión sobre su praxis profesional, avaladas por un título universitario.

·        Principio de la acción socioeducativa, principio por el que el educador social como profesional de la educación, tiene como función básica la creación de una relación educativa  que facilite al individuo ser protagonista de su propia vida, por ello en sus acciones educativas procurará siempre una aproximación directa hacia la personas con las que trabaja favoreciendo en ellas aquellos procesos educativos que les permitan un crecimiento personal positivo y una integración crítica en la  comunidad a la que pertenecen.

·        Principio de la autonomía profesional, por el que el educador social será consciente de la función social que desarrolla al dar una respuesta educativa a determinadas necesidades sociales, atendiendo siempre a unos principios morales, éticos y deontológicos, por lo que en consecuencia debe asumir las responsabilidades que deriven de sus actos profesionales.

·        Principio de coherencia institucional, que induce al educador social a conocer la demanda educativa, el proyecto educativo y el reglamento interno de la institución donde trabaja.

·        Principio de la información responsable y de la  confidencialidad, de acuerdo con el cual, el educador social guardará el secreto profesional en relación con las informaciones obtenidas, directa o indirectamente acerca de las personas con las que trabaja y en el caso de que por necesidad profesional deba trasladar información entre profesionales o instituciones, debe de hacerlo siempre en beneficio de la persona o grupo, en base a principios éticos y legales y con el consentimiento de los interesados.

·        Principio de solidaridad profesional, por el que el educador social mostrará una conducta activa, constructiva respetuosa y solidaria con el resto de profesionales que participan en la acción socioeducativa.

·        Principio de participación comunitaria, por el que se entiende que el educador social promoverá la participación de la comunidad en la tarea educativa, intentando conseguir que sea la propia comunidad  en la que interviene, la que genere los recursos y capacidades para mejorar la calidad de vida de los sujetos.

·        Principio de complementariedad de funciones y de coordinación, imprescindible en la acción profesional del educador social, al deber trabajar siempre en un grupo interdisciplinario formado por profesionales de diferentes especialidades, en el que el educador debe ser consciente de su posición dentro del grupo y en la medida que su acción puede influir en el resto de profesionales del propio equipo, así como trabajar coordinadamente con el fin de que el resultado de la  acción socioeducativa sea positivo.
   
Una vez definidas las funciones y las competencias del educador social y conocido el código deontológico que guía la acción socioeducativa, ¿cómo podemos definir la educación social?
Pues la podríamos definir como la ciencia socioeducativa teórica y práctica de carácter fundamentalmente no formal, que tiene como objeto cubrir una serie de necesidades mediante la prevención, la promoción, la intervención y la reinserción del individuo y/o grupo en su entorno social más cercano de la mejor forma posible, con  el fin de mejorar su calidad de vida para que pueda alcanzar el bienestar social.