La didáctica se puede definir como la disciplina que analiza y orienta los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero históricamente se ha entendido que la didáctica orienta únicamente los procesos de enseñanza-aprendizaje desarrollados en el contexto escolar, por lo que esta disciplina se reservaba al ámbito educativo formal, sin orientar los procesos de enseñanza-aprendizaje en el ámbito no formal, los cuales son desarrollados por educadores sociales con el fin de tratar problemas sociales desde la educación.
Actualmente numerosos especialistas educativos hacen extensible la didáctica a todos los ámbitos educativos, rompiendo con la tradición de la didáctica como una disciplina escolar, pero ¿cómo puede la didáctica ayudar a mejorar la acción socioeducativa?
Para responder a esta pregunta es necesario reconceptualizar el concepto didáctica, incluyendo en su definición, además de los procesos educativos conceptuales, aquellos que son axiológicos, actitudinales y de habilidades, los cuales tienen lugar en el ámbito educativo no formal.
Si entendemos procesos educativos y socioeducativos como, aquellos compuestos por dos elementos interrelacionados, la enseñanza y el aprendizaje, los cuales puedes ser de tipologías muy diversas (conceptuales, de valores, actitudes, habilidades) y deben conllevar un transformación o cambio en el educando, ya que si no se produce un cambio no se ha producido un aprendizaje; los procesos que desarrolla el educador social, es decir los procesos socioeducativos, se pueden considerar procesos de enseñanza-aprendizaje en los que se lleva a cabo la construcción personal del individuo. Por lo que la educación social necesita una disciplina que oriente y mejore sus procesos de enseñanza-aprendizaje, siendo ésta la didáctica.
Sin embargo la didáctica que le sea útil al educador social en su tarea socioeducativa, debe construirse en un contexto:
- En el que exista una gran diversidad de campos de acción.
- En el que tomen relevancia los procesos de educación con un grado de formalidad más bajo, es decir no formal o informal.
- Con una gran variedad de necesidades y la mayoría de ellas relacionadas con situaciones problemáticas o potencialmente problemáticas (elevar el autoestima de mujeres maltratas, mejorar la convivencia de individuos diferentes culturas, prevenir enfermedades de transmisión sexual haciendo uso de proyectos educativos de concienciación del uso de preservativos…)
- En el que es necesario preocuparse más de los procesos de enseñanza-aprendizaje actitudinales y de habilidades que de los puramente conceptuales.
- En el que tiene que existir fuertes interrelaciones entre los profesionales de la educación con profesionales de otros ámbitos, como pueden ser sanitarios, policías, jueces…
Una vez definidas las características de la didáctica socioeducativa, citaremos para qué necesita esta disciplina el educador social:
- Para tomar decisiones educativa, por ejemplo, qué modelo de enseñanza-aprendizaje escoger en su proceso educativo.
- Para poder guiar la acción educativa.
- Para planificar la tarea educativa.
- Para poder tener criterios de reflexión y de mejor continua, así como de diagnóstico, de planificación y de evaluación de programas educativos.
Vemos que la didáctica es de gran ayuda en la difícil tarea del educador social, pero ¿cómo ayuda al educador social?
- Analizando de forma holística la tarea educativa, es decir teniendo en cuenta todos lo elementos que la conforman: los recursos materiales y humanos, los agentes educativos, los contextos, los contenidos…
- Reflexionando sobre nuestras acciones directas o indirectas y haciendo un balance de los resultados obtenidos tras finalizar el programa educativo.
- Interpretando y reorientando los procesos de enseñanza-aprendizaje, de tal forma que podamos adaptar el proceso educativo a las características de nuestro grupo de destinatarios relaborando el programa diseñado, si no se adecúa a las características de éstos.
Desde esta perspectiva, la didáctica ayuda al educador a analizar su propia praxis a planificarla y a revisarla, para que pueda lograr con éxito los objetivos establecidos en su programa.
El proceso de reconstrucción de la didáctica como una disciplina abierta a todo ámbito educativo, es relativamente reciente y para que avance, es necesario iniciar más investigaciones en el campo socioeducativo, fomentar los intercambios con educadores y con pedagogos sociales y asumir desde el profesorado de las titulaciones de educación social tareas con relación a la praxis.
Para ilustrar la participación de la didáctica en la mejora de los procesos socioeducativos, expondré tres aportaciones concretas de esta disciplina a la educación social: la secuencia educativa, el trabajo en medio abierto y los contextos capacitadores.
La secuencia educativa nos permite observar y analizar la acción socioeducativa, ya que ésta se planifica, se desarrolla y se evalúa.
La citada secuencia se divide en tres fases: una inicial, donde el educador detecta las necesidades del individuo o grupo y donde se crea el vínculo entre el educador y los educandos; una de desarrollo en la que el educador, mediante el uso de determinados recursos y siguiendo la metodología que considera oportuna, transmite los contenidos establecidos en base a las necesidades detectadas, pudiendo también realizar una actividad de evaluación con el fin de comprobar si los recursos y la metodología seleccionados están siendo efectivos en el progreso de los educandos o debe relaborar el programa educativo, y una fase de cierre del proceso, en la que el educador realiza una actividad de evaluación o tantas como considere conveniente para conocer el progreso de cada uno de los sujetos, así como para que cada uno de ellos sea consciente de su propia evolución.
Durante las fases de la secuencia educativa el educador toma numerosas decisiones referentes a los recursos que emplea, a la metodología que debe seguir para conseguir los objetivos fijados, a cómo debe agrupar a los sujetos educativos o a las evaluaciones que debe realizar para apreciar la transformación y el progreso de los educandos.
En la toma de todas estas decisiones, la didáctica, como disciplina orientadora, se encuentra presente y proporciona al educador una perspectiva holística de todos los elementos del currículum, de forma que éste, planifique un programa educativo coherente en el que todos sus elementos se encuentren en concordancia.
El educador social, en muchas ocasiones, desarrolla su trabajo en el medio abierto, siendo esta característica una de las que le hacen diferir del profesor del ámbito educativo formal.
La didáctica con relación a la acción socioeducativa en el medio abierto, ayuda al educador a seleccionar el espacio abierto más adecuado tanto para las características de los educandos como para desarrollar las actividades establecidas con el fin de lograr los objetivos fijados en base a las necesidades del individuo o grupo de incidencia.
Por ejemplo, si el educador desea que un educando menor de edad con problemas de sociabilidad consiga relacionarse con sus iguales, puede establecer una actividad consistente en un partido de futbol, ya que el juego es la forma más sencilla de crear lazos de amistad; siendo en este caso, un campo, el espacio que le proporciona la posibilidad de desarrollar dicha actividad.
La didáctica nos permite también, descubrir las potencialidades educativas en los distintos entornos y en los diferentes contextos, además podemos decir que nos ayuda a extraer de nuestra imaginación y creatividad lo que sea necesario para llevar a cabo la acción educativa, siendo, en mi opinión la creatividad, un de las competencias que debe desarrollar el educador, al ser es imprescindible para innovar y a partir de lo cotidiano elaborar procesos de enseñanza-aprendizaje que atraigan la atención de los educandos y en los que éstos, puedan lograr un alto grado de progreso.
De este modo, teniendo siempre en cuenta las necesidades, así como las características, capacidades y limitaciones de los educandos escogeremos el espacio más idóneo para su progreso.
Así, en el caso de tratar a personas con discapacidad física podemos realizar actividades en una piscina, donde se reducen las limitaciones de éstos, o si nuestro grupo de incidencia lo conforman individuos autistas podríamos desarrollar actividades con caballos para establecer nuevos vínculos educativos con ellos, o bien llevar a cabo trabajos de reminiscencia con enfermos de alzheimer a partir de las emociones que les provoque el teatro o la música.
En definitiva, ante la pregunta de si la didáctica aporta algo a la educación social, respondo rotundamente que sí, ya que la didáctica es la disciplina esencia de los procesos de enseñanza-aprendizaje y la educación socioeducativa se conforma de éstos.
Además, todo lo que aporta la didáctica a nuestra ciencia socioeducativa, no se puede englobar en el término “algo”, ya que no sólo orienta los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino nos ayuda a construirlos, al ayudarnos a descubrir las potencialidades educativas en los distintos entornos, optimizando al máximo las capacidades de nuestros educandos, así como nos ayuda a dotar de imaginación y creatividad a la acción educativa, dando lugar a una gran diversidad de programas educativos que, al planificarse en base a las características y necesidades de los educandos, logran exitosamente los objetivos establecidos.
Por todo esto, sin ninguna duda, la didáctica y la educación social deben ir de la mano en la acción socioeducativa.
Mediante la exposición en clase, de los contenidos plasmados en esta entrada, he podido desarrollar una de las competencias esenciales del educador social, el ser una buena comunicadora, capaz de mantener la atención de lo oyentes y capaz de transmitir los contenidos de tal forma que sean entendibles y los educandos los puedan retener con facilidad en sus memorias.
Para conseguirlo puedo utilizar recursos de carácter material como la pizarra o un power point con pictogramas, ya que como solemos decir, una imagen vale más que mil palabras, así como recursos humanistas que me permitan acercarme al educando o grupo de destinatarios, como puede ser la modulación de la voz, bajar de la tarima y desplazarme por el aula para acortar la distancia existente entre el educador y el educando, introducir experiencias personales entre los contenidos a transmitir o relacionar dichos contenidos con asuntos de interés para los educandos.
Además de conocer todos los recursos de los que dispongo a la hora de exponer unos determinados contenidos ante un grupo de destinatarios, pude experimentar los nervios que se sienten al hablar ante un grupo de individuos y la dificultad de hacerlo mientras los educandos están distraídos, jugando con sus móviles, hablando entre ellos o repentinamente suena un móvil, que te desconcentra por completo, al grado de desaparecer todas las ideas que tienes en la cabeza y siendo incapaz de recordar lo que estabas diciendo y lo que debes decir a continuación. Es horrible y lo digo por propia experiencia, ya que mientras exponía, Almudena hizo sonar su móvil, y de inmediato me quedé en blanco sin poder continuar, ¡madre mía, el poder que tiene el politono del móvil para desconcentrar!
Desde ese momento recuerdo siempre poner en silencio mi móvil al entrar en clase, para evitar desconcentrar al profesor, así como hablar o reírme con el compañero, ya que mediante esta experiencia, no sólo he podido desarrollar la competencia de ser una buena comunicadora, sino la de ser capaz de ponerme en el lugar de otro, es decir la de ser empática, competencia que tendré que emplear en numerosas ocasiones en mi labor profesional, para comprender las actitudes de mis educandos y poderlos ayudar de la mejor forma posible.
Puedo decir, que a pesar de que estaba un poco nerviosa, me gustó mucho la experiencia y sé que ha sido muy positiva al igual que útil para mi formación como educadora social.